MI CACHITO DE HISTORIA

Un temblor le recorrió la espalda. Comenzó a poner distancia entre ella y la ventana, hasta quedarse de nuevo sentada en la mecedora del salón. Todo era silencio, hasta que la tetera comenzó a silbar e hizo que se estremeciera. Giró lentamente la cabeza, comprobando que efectivamente, el té rojo de su tía Mary ya estaba listo para tomar.
Pero, mientras sorbo a sorbo se tomaba plácidamente su dosis de tranquilidad,  el movimiento de las agujas del reloj de pared, avanzaba lentamente, lo que la hizo caer todavía más en la desesperación. Los rayos del sol comenzaron a colarse por las rendijas de la persiana. Mientras, sentía la tranquilidad de que un nuevo día comenzaba, su respiración se bloqueó cuando una sombra se interpuso entre los rayos de sol, que iluminaban aquel anciano rostro. Aquel temor que la mantuvo en vilo toda la noche, hizo derramar el té sobre la alfombra. Su corazón de acompaso con el tic-tac del reloj, hasta que ambos se pararon a las 6:58 de la mañana.

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